La diada madre-hije como nudo amoroso indivisible que va entretejiendo sus existencias y dota de sentires sus hilos de vida: La primera trenza es el cordón umbilical.

Las múltiples formas de maternar, con colores y puntadas propias, buscando la composición del todo para tejer un nido delicado, único y diverso para la cría: Nuestro primer hilo es el de la leche.

Las maternidades como un nudo existencial que se sentipiensa –mientras se borda, sin bastidor- en lo que se va creando: El deseo de descansar la vista y las manos, el temor a equivocar la puntada, a remendar, al enredo irreversible: Nuestro primer nudo es la culpa.

Vivir la maternidad como una tela desconocida y en blanco; recibiendo madejas de fórmulas para el «muestrario» correcto. Mirar hacia atrás, el tejido de nuestras madres. Nuestra primera guía son las ancestras.

El Gran Nudo de lo patriarcal. Las madres son mujeres y como tal, nudo crítico en lo social y lo político. El lío incómodo: el nudo que se junta con otros y todo se vuelve nudos y caos: en los juzgados de familia, los hogares de menores, las cárceles de mujeres: en el tejido-estructura. Porque los hombres también urden… y tejen.