Cristina Oviedo comenzó hace 12 años un proyecto de investigación que la llevó a movilizarse por diversos caminos para encontrar respuestas o quizá más preguntas a las inquietudes en relación al bordado y a la salud mental.

Al comienzo de este recorrido existía una asociación automática al bordado como terapia “per se”; sin embargo, siempre hubo algo ahí que llevaba a nuestra invitada a sentir y a pensar que aquello era una ligera afirmación.

Con el paso del tiempo y en la interacción con diferentes grupos comenzó a explorar muchas palabras, entre ellas: bordado, bordar, artesanal, artesanía, terapia, terapéutico, bienestar, salud mental, sanar… De dicha exploración surgieron algunas pistas que paso a paso tuvo la oportunidad de profundizar y así poder desentrañar qué nos lleva a decir que bordar impacta en la salud mental. Así como también a deconstruir y/o reafirmar los lugares desde dónde lo decimos.

En este camino aprendió que no es lo mismo decir que el bordado es una terapia, a decir que es una herramienta complementaria para la salud mental. Lo primero pareciera casi un efecto o consecuencia, mientras que lo segundo está planteado a partir de una reflexión pedagógica, metodología y didáctica y desde una comprensión contextual y comunitaria de la salud mental.